Dentro de la vorágine que envuelve las grandes urbes, suele haber un gran parque, pulmón que desahoga la ciudad, y que sirve para que ciudadanos y visitantes puedan disfrutar de un pequeña porción de naturaleza mientras pasean, montan en bici, patinan o se dejan mecer por el vaivén de una barca sobre el agua. Un ejemplo claro que todos podemos tener en mente (gracias a la industria de Hollywood), es Central Park de Nueva York. Más cerca nos queda El Retiro de Madrid o el Parque Güell de Barcelona.
En el centro de Chicago encontramos Millenium Park que no es, ni mucho menos, tan grande como los anteriormente mencionados; para eso ya existe Licoln Park a orillas del lago Michigan. Sin embargo su función es bien parecida con un añadido: además de servir como lugar de paseo y desconexión de la gran ciudad, es un centro en el que la naturaleza, el arte, la música se fusionan dando lugar a un espacio único.
Las casi 10 hectáreas que ahora ocupa este parque, eran a principios del siglo XX, propiedad de la red estatal de ferrocarriles. En 1997, el alcalde de Chicago, Richard M. Daley, concibió la idea de crear un espacio para la música, al que posteriormente se uniría el arte, gracias a las aportaciones del arquitecto Frank Gehry. Siete años después se inauguró lo que es hoy uno de los lugares más representativos de la ciudad.
Sin duda alguna, Millenium Park es un espacio para disfrutar y dar rienda suelta a nuestros sentidos. El mismo Daley lo ha definido como "una celebración de la escultura, la arquitectura y el paisaje".Cada año millones de visitantes pasean entre agua, flores y monumentos, alejándose del bullicio de la ciudad del viento, estando en su mismo corazón.
Este parque está diseñado como un museo al aire libre, por lo que no hace falta ir a visitarlo con prisas; simplemente, hay que estar predispuesto a pasar un rato agradable. Ahora solo queda saber, qué hay que ver.
Música en el parque
Uno de los lugares más representativos de Millenium Park es el Jay Pritzker Pavillion, un teatro al aire libre que acoge todos los años el Grant Park Music Festival entre otros eventos. A primera vista recuerda mucho al museo Guggenheim de Bilbao. Su creador es el, ya mencionado, Frank Ghery un renombrado arquitecto canadiense.
El Jay Pritzker Pavillion está formado por una armadura compuesta de placas curvadas de acero inoxidable que enmarcan el escenario. En su parte más alta, este llega a alcanzar los 36 metros de altura. Este armazón conecta con un enrejado formado por tuberías gigantes que sustenta el sistema de sonido. Frente al escenario, una gran esplanada de verde césped dispuesto a acoger a más de 7000 espectadores.
La Judía
Aunque el artista británico Anish Kapoor quiso bautizar su obra de una forma más poética (The Cloud Gate, en castellano, la Nube Puerta), su forma, que apenas deja espacio a la imaginación, ha sido la causante de su apodo, conocido por todos los ciudadanos de Chicago: The Bean (la judía).
Uno de las esculturas más maravillosas que se pueden ver. Esta alubia gigante de acero, sirve de espejo a todos los visitantes ofreciéndoles la posibilidad de contemplarse a sí mismos desde diferentes perspectivas, además de proporcionar una mágica visión del skyline de la ciudad y de las nubes del cielo. Mide 10 metros de alto por 20 de ancho y forma un arco de casi 4 metros de altura, bajo el cual, grandes y pequeños pasan y ríen al ver las curiosos reflejos que se forman en el metal modelado. The Cloud Gate, cuya inspiración surgió del mercurio líquido, se ha convertido en uno de los iconos de la ciudad.
Vida y color
En Millenium Park no solo hay monumentos, como en todos los parques, también hay plantas con vistosas flores. Este espacio recibe el nombre de Lurie Garden. Fue diseñado por la empresa Gustafson Guthrie Nichol, Piet Oudolf y Robert Israel, bajo el lema "una ciudad en un jardín".
Este jardín queda enmarcado por una balaustrada sobre la que poco a poco van trepando distintos tipos de enredaderas que, en un futuro, formarán un tupido techo natural.
El jardín está dividido en dos áreas: Dark Plate (zona oscura) y Light Plate (zona luminosa). La primera está concebida como un lugar de reposo, nostálgico y misterioso. Un pequeño riachuelo artifical, ideal para refrescarse los pies en verano, recorre este espacio que, en su mayor parte, queda arropado por la sombra de los árboles y los escasos rayos de sol que se filtran. El contraste lo aporta la zona luminosa con su variedad floral. Esta constituye una representación de la originalidad a la hora de adaptar la naturaleza, de una forma artística ,a la ciudad. Piet Oudolf quiso combinar gran cantidad plantas, teniendo en cuenta el tipo de hoja, floración, y la apariencia en invierno de cada una. El resultado es una explosión de colorido que no hace más que alegrar la vista. La mayor parte de la vegetación es autóctona, del noreste de los Estados Unidos.
Lurie Garden no es solo un espacio para visitantes, sino que también sirve de cobijo a multitud de aves migratorias, y abejas y mariposas entre otros insectos.
Un trocito de España
Todo
el parque está lleno de rincones especiales; sin embargo, el lugar más
singular de todo Millenium Park, está presidido por una fuente: The
Crown Fountain. El responsable de esta genialidad es el catalán Jaume
Plensa, conocido en todo el mundo por sus obras al aire libre. Esta se compone de dos paredes de 17 metros de alto cada una, construidas
con bloques de cristal. Ambas llevan incorporada una pantalla de LED,
sobre la cual se proyectan continuamente los rostros de ciudadanos del
mismo Chicago. Plensa escogió cerca de 1000 rostros de entre los ciudadanos de Chicago, como muestra representativa de la ciudad. Inspirándose en las antiguas gárgolas que custodiaban las catedrales, de vez en cuando, esas caras que hacen muecas y parpadean, escupen un gigantesco chorro de agua. En verano es una de las mayores atracciones y tanto los turistas como los mismos ciudadanos, se ponen los bañadores y esperan pacientes el ansiado remojón. Jaume Plensa quiso plasmar con esta obra la conexión que siempre ha existido entre los ciudadanos de Chicago y el agua, tanto del Río Michigan como del lago que recibe el mismo nombre.
Las imágenes pueden contemplarse durante todo el año; pero para poder refrescarse con la "saliba semi- virtual" hay que esperar hasta la primavera.
Millenium Park está abierto al público los 365 días del año desde las 6.00 h. hasta las 23.00 h. La entrada es totalmente gratuita y, aparte de los espacios anteriormente mencionados, hay muchas más cosas por ver, además de un sinfin de actividades que se organizan en torno a este paraje.
En Randolph Street, se encuentra el Millenium Park Welcome Center, dónde podrán obtener información adicional y asesoramiento para planear su visita. Asimismo también pueden visitar la página web www.milleniumpark.org
Si van a la ciudad del viento, no se vayan sin haber pasado por este magnífico parque desde el cual también podrán contemplar los hermosos rascacielos que componen esta ciudad.