Los mejores helados del mundo

El frío que estamo sufriendo estos últimos días hace que muchos echemos de menos las cálidas temperaturas del verano y todo lo que le acompaña: el sol, las camisetas de manga corta y porqué no, el postre estrella de la temporada estival, el helado. Probablemente hablar de este postre cuando estamos a unos cuantos grados bajo cero, hace que a muchos le entren escalofríos, aunque siempre podemos tomarnos uno al calor del hogar.

Todo el mundo tiene un sabor preferido y conoce una heladería en la que, a su juicio es la mejor del mundo. Sin embargo esto no es cierto, a no ser que su heladería esté en Italia.

Hoy nos trasladamos al norte de la península italiana, a la ciudad de Trieste. En pleno centro de esta urbe, en el número 10 de la Via Ghega se encuentra la heladería Zampolli: la mejor heladería del mundo.

Sus puertas de madera nos dan la bienvenida a un mundo de tradición que hace las delicias en nuestro paladar.

¿A qué se debe este honor?

Todo el mundo en Italia conoce el nombre de Zampolli. Su consagración como templo de este postre se debe a su tradición heladera. Desde hace décadas, se elaboran de forma artesanal más de 80 sabores. Los más populares son los hechos a base de frutas, por su sabor y textura: manzana, frambuesa o mandarina, son algunos de los preferidos por los clientes. Pero si hay un sabor estrella, especialmente para los niños, ese es el de Nutella, hecho a base de la crema de cacao de la misma marca.

Zampolli cuenta con un espacio en su interior, en el que combina esa tradición de la que hablábamos con un mobiliario más moderno, para poder sentarse y tomarse tranquilamente un helado. En su carta se ofrece la posibilidad de tomar elaboradas copas combinando sabores y siropes con una bonita presentación. 

Si los helados no son santo de su devoción, no se preocupe, pues siempre podrá tomarse un batido, un sorbete o un café calentito.

En horas puntas la heladería es un hervidero, especialmente en verano, cuando se está más fresquito dentro que en la calle. De cualquier forma no hay que desaprovechar la oportunidad de gozar de una gran copa de helado sentado en uno de los lugares más emblemáticos de esta ciudad.

Trieste, mucho más que ver

Dentro de Italia no es uno de los destinos más conocidos, sin embargo esta ciudad guarda una historia que se va desgranando según se pasea por ella. Dada su posición geográfica, ha sido un territorio estratégico, especialmente para el imperio austro-húngaro, al que perteneció hasta el s.XX. Por este motivo la arquitectura imperial que domina cada rincón.

Una visita obligada e inevitable, dada su situación, es la Piazza de la Unitá, una de las plazas más grandes abierta al mar, en la que se encuentran emplazados algunos edificios institucionales; y el castillo de Miramar, de 1860 construido junto al mar, por el archiduque Maximiliano.

Además de estos monumentos, Trieste conserva restos arqueológicos del imperio romano y una gran cantidad de iglesias y basílicas que esperan ser descubiertas por el visitante.