24 ene 2011

Colombres, tierra de Indianos

Iñigo Noriega Laso
A finales del s.XIX y principios del s.XX, fueron muchos los españoles que emigraron a las antiguas colonias españolas y portuguesas de América, en busca de un futuro mejor. Esto era lo que por entonces llamaban "hacer las Américas", un intento de mejorar su situación económica probando suerte cruzando el charco. Al cabo de los años, muchos retornaban a sus lugares de origen, habiendo amasado una buena fortuna. Su amor por la patria chica les convertía en benefactores locales construyendo carreteras, iglesias, colegios, etc. Estos afortunados aventureros son conocidos con el nombre de indianos.
Los indianos procedian en su mayor parte del norte de la península: Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco. Sus experiencias vividas en los países de acogida como México, Argentina, Uruguay o Venezuela, les impulsaron a desarrollar una corriente arquitectónica de estilo colonial que plasmaron en sus casonas y palacetes, caracterizadas por su colorido en la fachada, sus jardines con palmeras y su ostentosidad en el interior, una forma de probar y exhibir su recién adquirido patrimonio.

Hoy en día estas casas son testimonio del periplo que un buen día emprendió un lugareño. Pero para verlas es necesario viajar al norte de España. Una de las mayores concentraciones de arquitectura indiana la encontramos en Colombres, Asturias.

Un paseo por 1900

Dando una vuelta por Colombres podemos llegar a encontrar cerca de quince mansiones, a cual más espectacular, que en su día pertenecieron a indianos. De entre todas ellas se cree que al menos cinco, pertenecieron a la misma familia: los Sánchez Escalante. Estos emigraron a Cuba y establecieron un negocio de importación de telas en Santiago de Cuba. A su regreso muchos de sus hijos se construyeron hermosas casas de recreo. Entre ellas destacan La Casa de Piedra, construida en 1909, supuestamente idea de Ana
La casa roja o Villa Teresa
María Sánchez Escalante y actual Casa de la Cultura y biblioteca; La Casa de los leones, promovida por Francisco Sánchez Escalante; La Casa de las Palmeras o El Hórreo, que data de 1890 y fue obra de su hermana Perfecta; y La Casa Roja o Villa Teresa, de Eduardo Sánchez Escalante. Construida en 1907, su nombre se lo debe a la Esposa de Eduardo, Teresa. Es una de las casas indianas más bonitas de Colombres dada su arquitectura y el color rojo de su fachada. Un dato curioso, es que esta ha sido recientemente escenario de la serie de Televisión Española "La Señora".

La villa de Colombres debe su identidad casi por completo a los indianos. A finales del s.XIX, gracias a las donaciones de estos emigrantes, se llevó a cabo la urbanización de las calles, el alumbrado público, el ferrocarril y las carreteras. Estas mejoras hicieron de Colombres un lugar con servicios comparables a los de capitales cercanas como Oviedo.
A día de hoy, las generosas aportaciones de familias como los Sánchez Escalante, siguen dando sus frutos. Sus mansiones son objeto de interés turístico, en torno al cual se ha desarrollado la Ruta de la Huella Indiana, un paseo por los edificios más representativos de principios de s. XX. Además, muchas de ellas han sido transformadas en edificios institucionales, como la Casa Consistorial, bibliotecas o museos, una manera de que, todo el que se acerque a Colombres, pueda disfrutar de su historia.

La Quinta Guadalupe

Si hubiese que mencionar el edificio más representativo de Colombres, pocos serían los que dudarían en nombrar la Quinta Guadalupe, propiedad de uno de los indianos más conocidos, no solo en España, sino también en México: Íñigo Noriega Laso. Natural de Colombres, emigró a tierras aztecas con 14 años logrando, tiempo después, una envidiable posición económica además de política y social. 
Entrada principal Quinta Guadalupe
En su pueblo natal levantó una villa con el nombre de su esposa, la Quinta Guadalupe: una imponente mansión de cuatro fachadas de color azul y blanco, custodiada por un jardín lleno de árboles y un estanque. En 1987, por iniciativa del Principado de Asturias, se convirtió en la sede de la Fundación Archivo de Indianos y en el Museo de la Emigración. 
Sin lugar a dudas, es uno de los mayores exponentes en arquitectura indiana. Además, su transformación en museo, nos brinda la oportunidad de visitar su interior y poder contemplar sus acabados y su decoración.

Alojarse en una casa indiana

Ya que se visita Colombres, ¿por qué no vivir un  par de días como un acaudalado indiano?. Existen un par de mansiones que han sido transformadas en aparta-hoteles y albergues, para el uso y disfrute de sus visitantes. En el centro encontramos La Solana y Villa Manola, apartamentos totalmente equipados para 2, 4 y 6 personas.
Otra posibilidad es alojarse en el hotel rural El Cantu, hogar de Manuel Posada Noriega, de principios del s. XX. Esta empresa tiene una variada oferta de actividades para aprovechar al máximo tu estancia en la zona.

La fiesta de los Indianos
 
Desde hace tres años se viene celebrando en el mes de julio la Feria de Indianos de Colombres, una fiesta para recordar a aquellos que se fueron a buscar fortuna cruzando el Atlántico. Suele celebrarse en un fin de semana repleto de actos para todos los públicos: degustaciones de comida típica mexicana o cubana, conciertos de rancheras y habaneras, exposiciones artísticas de pintores y escultores, conferencias, pasacalles, puestos de artesanía, verbena y baile entre otras muchas actividades. Estos días los habitantes de Colombres se visten como sus antepasados luciendo trajes de lino, pomposos vestidos, y sombreros y sombrillas para protegerse del sol. Una oportunidad de disfrutar de un ambiente festivo trasladándose un siglo atrás.

Colombres s.XXI

Esta villa forma parte del concejo de Ribadedeva, que agrupa un conjunto de 27 pueblos al oeste del río Deva. Colombres es la capital del concejo y como tal, concentra la mayor parte de los servicios municipales. Además de su historia como cuna de indianos, Colombres está situada en una zona de un gran atractivo natural que merece la pena destacar.
Ribadedeva cuenta con tres playas, la del Oso, la de Mendía y la de la Franca. Las dos primeras, de difícil acceso, proporcionan al visitante la posibilidad de disfrutar de asombrosos paisajes rodeados de vegetación y acantilados. En cuanto a la playa de la Franca, es la más conocida del concejo dada su accesibilidad. Es ideal para el baño, los deportes náuticos y la pesca; y si a mitad de día apetece un tentempié podemos visitar cualquiera de los restaurantes cercanos y disfrutar así de la gastronomía asturiana.

Cierva, Cueva del Pindal
La erosión del mar en los acantilados de esta zona ha dado lugar a un sinfín de cuevas que, en otros tiempos fueron el hogar de los primeros habitantes de la península. Ribadedeva puede presumir de contar en su patrimonio con las cuevas del Pindal y Mazaculos. En ellas se encuentran una serie de pinturas y grabados en los que se pueden contemplar las figuras de bisontes, mamuts, caballos y ciervas entre otros muchos símbolos propios del paleolítico.

La zona del Bajo Deva ofrece una gran oferta turística para aquellos que quieran  gozar de la tranquilidad del norte y de un enclave que te permita viajar en el tiempo a través de sus monumentos históricos. Eso sí, si no les gustan los chubasqueros, es mejor aprovechar las vacaciones de verano para poder disfrutar, con un menor riesgo de lluvia, de este hermoso lugar.

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